sábado, 30 de mayo de 2009

En tu piel

Contigo siempre es difícil. Eres altanera, estúpida, y tienes aires de grandeza. ¿Quién te crees que eres, taconeando por los pasillos como si de la señorita Monroe se tratase?

Hoy te he vuelto a ver pasar, con tu vestido amarillo y tus bucles infinitos. Parecías el sol, tan deslumbrante, tan perfecta... Tan magnífica. Y te odio por ello. Mírame. Te odio por tu dulce sonrisa, por tus movimientos de gacela. ¿Por qué eres tan feliz? Mírame. Estás radiante. Los volantes de tu vestido se balancean al compás de tus caderas. No me jodas, la gente se gira a tu paso. ¿De dónde has salido? ¡¡Mírame!! Estoy ahí, siempre estoy ahí. Lo sé todo de ti, y a la vez no sé nada. No puedo saber nada porque no estás cuando te necesito. Daría lo que fuera porque te volvieras en este momento, y me dedicaras uno de tus milisegundos, una de tus fugaces miradas. ¿Por qué no me miras? Te odio. Mierda, te odio demasiado. Tanto que me afecta. Tanto que sigo viéndote todos los días para recordarme que te odio. ¿Por qué no te das cuenta de que existo? Sí, sí que lo sabes. A veces te pillo mirándome de reojo. ¿Piensas que soy un bicho raro? Claro, a ti te lo han dado todo. Sólo tienes que preocuparte de estar hermosa para el mundo, ¿Verdad?

Te sientas encima de la mesa y jugueteas con un bolígrafo, y no puedo dejar de lamentarme por haberte conocido. Haces mi vida un infierno. Te odio. Pero, Dios, cómo me atraes. Desearía arrancarte la ropa a mordiscos y devorarte ahí mismo. Sin miramientos. Maldita pija estrecha, seguro que sabes lo que estoy pensando, y me crees un vulgar pervertido pero, joder, ¡Qué esperabas! Si no puedo tenerte, al menos desearía acabar con mi agonía más animal, mis instintos más básicamente naturales. Además, es por tu culpa, por estar tan jodídamente buena. Y yo, a dos escasos metros de ti, con mi cara de idiota por defecto. Claro que tú ni siquiera te das cuenta de eso. ¿A quién quiero engañar? Seguirán pasando los días, las semanas, y te seguiré viendo pasar cada mañana por este pasillo, con tus vestidos, con tus bucles, con tus sonrisas, esperando un milagro.

Y entonces me miras, me sonríes (¡Me sonríes!). Espera, ¿Es a mí? Me giro. No hay nadie detrás. Vuelvo a chocar mis ojos con los tuyos. ¡Sigues mirándome! ¡Dios, no puedo creerlo! Contengo la respiración. Creo que me aprietan los vaqueros. Mis neuronas están saltando por todo mi cuerpo, y mi séptimo sentido está a flor de piel.

Cuando vuelvo en mí, ya está, ya te has ido, pero aún puedo oler las flores de tu pelo. Pero, eh, no te engañes, tan sólo acabas de conseguir que mi vida valga la pena un día más.

viernes, 29 de mayo de 2009

¿Qué hay de nuevo, viejo?

A petición de esa multitud que me aclama vuelvo a actualizar nuevamente.

Y ahora, en serio, ¿por dónde empezar? Han pasado más de tres meses desde la última vez que me digné a poner mi mente en orden, los puntos sobre las ies, separar la ropa blanca y de color en la colada...

Qué decir de la ropa de color. Vistosa, brillante. En ese aspecto no me puede ir mejor... con nuevas historias que escribir y que inventar, nuevas esperanzas, nuevos viajes que empreder e incluso nuevo coche. Simplemente fantástico.

¿Y ahora de qué me quejo yo? Porque en esta nación que es España siempre nos tenemos que quejar de algo. Cuando nos va mal así lo hacemos saber, pero, ¿cuando nos va bien? Entonces nos quejamos (o me quejo) de que no tengo nada de lo que apenarme, de lo que escribir. Porque parece que es la única forma de inspirarme, por desgracia.

¿Y qué pasa con la blanca? Muchos planes a todas las distancias de plazos, pero pocos claros, sólo los evidentes. Por de pronto, parece que los Estados Unidos nunca estuvieron tan cerca. ¿Será como me lo imaginé? Seguramente no, porque me espero demasiado. ¿Y qué pasa con el futuro? ¿Conseguiré hacer lo que siempre perseguí, o es simplemente una excusa barata para no llegar al aclarado? Esto parece más bien gris desteñido...


Tendré que usar lejía.

martes, 20 de enero de 2009

Blog con nuevo look

Pues nada, que estaba aburrida de ver siempre esos rojos, amarillos y naranjas, y puesto que esta temporada se lleva el morado y a mi me encanta, así se va a quedar para los próximos meses este blog mío.

Y nada más que contar, salvo que ya casi empieza un nuevo cuatrimestre en el que intentaré pluriemplearme un poquito más!

martes, 13 de enero de 2009

¿Querer es poder?

¿Cómo es posible?

Estar triste y contenta al mismo tiempo.
Tener ganas de reir y de llorar.
Ser la fracasada abeja reina.

Se puede, se puede. Pesimismo y optimismo nunca fueron tan iguales.

Y esto es, en resumen, la paradójica historia de mi vida.

¿El por qué de esta entrada? Who knows...

lunes, 5 de enero de 2009

Purgatorio

Postales.

Al final todo se reduce a postales.

Postales de sueño americano, con familias a partir de cuatro miembros abrazándose unos encima de otros en un sofá, en el perfecto salón, en la perfecta casa. Tan guapos y sonrientes que dan ganas de romperlas en añicos y lanzarlos al vacío. O quizás dan ganas de formar parte de sus vidas, de sentirse realmente arropado por el calor de un hogar del que nunca querrías irte.

Quizás no sean tan felices, quizás también sollozan por las noches pensando en un posible cambio de sus vacías vidas. Quizás se desesperan como nosotros, la gente de a pie.

Pero te apetecería probar suerte, tener todo lo que ellos tienen y tú tanto ansías. Porque crees que sólo así alcanzarás el clímax y serás feliz de una vez por todas. Pero la felicidad no es algo que simplemente se compre o se consiga. No es algo material y nadie te la puede dar, pero tampoco te la pueden quitar. Sólo tenemos que creer en ella.

Postales grises, de gente que sufre tal vez sin merecerlo. Sin esperanza. La cara oculta de la luna, esa de la que siempre nos olvidamos, y que nos agarra a la realidad. Lo vemos todos los días, pero nos olvidamos inmediatamente después. Pobreza que se nos graba en la retina en cuanto la vemos, pero que nos sacudimos mirando al suelo. ¿Quién no se ha sentido culpable de todo esto alguna vez?

Y pese a todo, se tienen los unos a los otros. Se arropan y se protegen como si les fuera la vida en ello, porque no tienen nada más por lo que luchar.

¿Y qué hacemos los demás? Suspiramos por ambas partes. Por lo que tenemos y por lo que no podemos tener. Nos sentimos los más desgraciados del planeta. Y siento vergüenza cuando los pájaros de mi cabeza ocupan todo el espacio, cuando el mayor de mis problemas puede resultar insignificante en algún otro lugar. Pero no puedo evitarlo, a fin de cuentas este es el papel que me ha tocado en la obra, y es el que debo interpretar.

Postales de postales. Nosotros podemos ser perfectamente esa postal familiar que una gris observa y ansía. Y al final las postales se reducen a reflexión...

Este año pido reflexión, optimismo, sentido común, y un equilibrio de la balanza. Y que, como en mis películas favoritas, el malo pierda y el bueno se quede con la chica.

Y si existen, suerte y destino, y tú.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Sentimientos aeroportuarios

No quería que todo fueran malas impresiones, y, como dije en el post inmediatamente anterior, desgraciadamente en los aeropuertos tienes mucho tiempo para pensar...y me apetece hablar en clave y no ser explícita :)



Racey days
Help me through the hopeless haze
But my oh my
Tragic eyes
I can't even recognize myself behind
So if the answer is no
Can I change your mind

Out again, a siren screams at half past ten
And you won't let go
While I ignore, that we both felt like this
Before it starts to show
So if I had a chance
Would you let me know

Why aren't you shaking
Step back in time
Graciously taken
Oh you're too kind

And if the answer is no
Can I change your mind

We're all the same
And love is blind
The sun is gone
Before it shines

And I said if the answer is no
Can I change your mind

The Killers, ¿Quién sino?

Desesperándome Esperando

Ayer fue un día completo en el que no pasó gran cosa. Llegan las navidades, y como siempre en estas fechas, todos nos desplazamos a casa de nuestros familiares más cercanos. Yo he venido a pasar la nochebuena con mi padre a Castellón, para lo cual he comprado un billete de avión Asturias-Valencia, a donde él me iría a buscar (está cerca).

El caso es que días atrás hemos podido escuchar acerca de las huelgas de los dichosos pilotos de Iberia. Supuse que me comería el marrón y con la suerte que suelo tener y lo poco que me equivoco...me tocó.

Yo tenía un vuelo con escala de 3 horas en Madrid (porque directos desde Asturias hay pocos al día y encima sale muy caro). Ya habría perdido tiempo de todas formas, pero ante esa espera ya estaba mentalizada. Lo que no sabía era todo lo que iba a tener que esperar...

Mi vuelo inicial salía a las 10:35 del aeropuerto de Asturias para llegar a las 11:30 a Madrid. Después, salía el siguiente a las 14:30 para llegar finalmente a las 15:30 a Valencia. Nada más lejos de la realidad:

Me levanté a las 7:45, ya habiéndolo preparado todo el día anterior, para coger un Alsa a las 9:00 que me llevara al aeropuerto. Nada más llegar facturé, y el amable chico de Iberia me informó de que mi vuelo se había cancelado y que el siguiente era a las 13:45. No sé por qué no me sorprendí. Me reubicó en el siguiente vuelo y me dio un vale para la cafetería por si quería tomar algo (oh, gracias).

Así que aquí estoy yo en mitad de la sala de espera sin saber que hacer para las próximas 4 horas. Así que me puse a entablar conversaciones varias, que es algo que no me preguntéis por qué pero suelo hacer en estas situaciones. Descubrí que un anciano que iba para Venecia se tuvo que volver a su casa porque ese día no habría vuelo para él ni desde Madrid. También entablé conversación con una señora francesa muy agradable que me contó que había tenido malas experiencias con Iberia y que ahora usaba Air Berlin (también tuve problemas con Air Berlin en Palma de Mallorca, así que...). Hasta que me fui quedando sola en el banco y me puse a leer.

A los pocos minutos me llamaron por megafonía. ¿Por qué a mí en concreto? Para decirme que quien me hubiera atendido (el chico majo) me había ubicado mal en el vuelo porque ese vuelo era el que estaba cancelado, y que a la hora de ese vuelo saldría retrasado 4 horas mi vuelo inicial. "Lo que sea, pero a ver si a la tercera va la vencida y me das bien las tarjetas de embarque". Llegué a estar virtualmente sentada en 5 asientos diferentes, 3 para el Asturias-Madrid y 2 para el Madrid-Valencia.

Finalmente me encontré delante de la puerta 7 esperando por mi ansiado avión. Que no llegó a la hora. Mientras esperaba me di cuenta que se me estaba yendo prácticamente la vida en aquel aeropuerto. Un chico de unos 30 años no paraba de hablar por el manos libres a mi lado. Debía de ser uno de esos ejecutivos agresivos que se comen el mundo...Me preguntó si yo cogía su mismo avión. Asentí. El del otro lado del auricular le preguntó que con quién hablaba y éste le respondio que "con una niña que estaba también esperando al avión". En fin, qué puedo decir, me conservo joven.

Mi avión de las 13:45 se transformó en avión de las 15:00 por razones que desconozco. Así que llegué a las 16:00 a Barajas, ante lo cual perdí mi avión enlace a Valencia de las 15:30. ¡Genial! busqué el centro de atención al cliente de Iberia más cercano dispuesta a explotar. Afortunadamente me atendió una negrita muy simpática que me cambió los billetes sin problemas. Bien teníamos entonces la nueva situación: vuelo Madrid-Valencia a las 18:00. Bueno, otras dos horas más no me afectarán, ya he perdido la noción del tiempo. Caminé hacia mi puerta de embarque (eso me llevó media hora al menos y sin perderme, teniendo que coger hasta un metro del aeropuerto para cambiar de ala) y tuve tiempo para pensar en muchas cosas. Este tipo de cosas siempre vienen bien para eso, para pensar. Sobre todo pensaba qué coño hacía ahí, en lugar de estar divirtiéndome o algo.

Embarcamos "on time", y a las 18:00 estaba dentro del avión. Estupendo, y ahora ¿Alguien puede explicarme por qué no encendemos motores? Así, el avión de las 18:00 se transformó en el avión marginado de las 19:00 porque nadie le daba pista al pobre...

Finalmente puse pies en Valencia a las 20:00. Mi padre llevaba desde las 16h en el aeropuerto perdiendo el tiempo para solidarizarse conmigo, cosa que siempre viene bien en estos casos.

Conclusión: Vale más ir en bici, no contamina.