Hola;
Ya es miércoles en Valencia y en el resto del mundo también. No ha pasado nada fuera de lo normal de momento; no me he ido de fiesta, no he protagonizado un espectáculo... Lo cierto es que la Campus Party está resultando muy tranquila este año, cosa que sorprende.
Así pues, voy a contaros mi indignación tras venir ayer del mercadona. Me había comprado yo un potito de frutas para merendar (sí, un potito, ¿Qué pasa?), y venía yo toda contenta cuando una dinamizadora me lo confisca a la entrada del pabellón. ¡¡Nooo!! ¡Qué crueldad por su parte! Lo cierto es que tenía razón, pues las normas son las normas, y no se pueden introducir al recinto recipientes de cristal. Pero no sé qué daño podía hacer yo con un potito, ¿Arrojárselo a alguien en un acto de rebeldía y romperle el craneo? El caso es que mi potito se quedó en la entrada encima de una mesa. Pero no importó, a la hora de la merienda salí del pabellón y le pedí mi potito al vigilante, y me lo tuve que comer allí en el pasillo entre pabellones, sentada en un banco donde lo ascensores, cual niña paupérrima. Pero qué rico estaba :D
Más tarde si acaso actualizo con más anécdotas. Hasta entonces paz y amor.
Ya es miércoles en Valencia y en el resto del mundo también. No ha pasado nada fuera de lo normal de momento; no me he ido de fiesta, no he protagonizado un espectáculo... Lo cierto es que la Campus Party está resultando muy tranquila este año, cosa que sorprende.
Así pues, voy a contaros mi indignación tras venir ayer del mercadona. Me había comprado yo un potito de frutas para merendar (sí, un potito, ¿Qué pasa?), y venía yo toda contenta cuando una dinamizadora me lo confisca a la entrada del pabellón. ¡¡Nooo!! ¡Qué crueldad por su parte! Lo cierto es que tenía razón, pues las normas son las normas, y no se pueden introducir al recinto recipientes de cristal. Pero no sé qué daño podía hacer yo con un potito, ¿Arrojárselo a alguien en un acto de rebeldía y romperle el craneo? El caso es que mi potito se quedó en la entrada encima de una mesa. Pero no importó, a la hora de la merienda salí del pabellón y le pedí mi potito al vigilante, y me lo tuve que comer allí en el pasillo entre pabellones, sentada en un banco donde lo ascensores, cual niña paupérrima. Pero qué rico estaba :D
Más tarde si acaso actualizo con más anécdotas. Hasta entonces paz y amor.
2 comentarios:
Pues sí que tienes aventuras que contar eh?? que envidia!! jajaja
tienes tu mas peligro con ese potito de cristal que kiko y sara copulando en una litera del ikea.
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